lunes, 15 de diciembre de 2014

Mohammed Islam, el lobo de Wall Street

Mohammed Islam, un adolescente de inmigrantes bengalíes, residente en Nueva York, se hace millonario invirtiendo en bolsa en sus ratos libres. Espera obtener la licencia de corredor de bolsa para ganar 1.000 millones de dólares en un año, aunque asegura que el dinero no lo es todo.

 

El adolescente que se volviò millonario invirtiendo en Wall Street en sus ratos libres

Un adolescente neoyorquino de 17 años se ha convertido en toda una leyenda en su instituto después de haber ganado en los últimos meses unos 72 millones de dólares invirtiendo en bolsa, según contó a la revista New York Magazine.
“Muchos jóvenes empiezan en empresas emergentes (‘startups’), pero son una burbuja. La bolsa y las inversiones siempre estarán ahí. El dinero siempre rota”, aseguró el joven, Mohammed Islam, en una entrevista que publicó el medio.
Islam, que planea lanzar su propio fondo de alto riesgo cuando cumpla 18 años, en junio del próximo año, ha logrado amasar su fortuna invirtiendo en los mercados del oro y el petróleo en los últimos meses.
Hijo de inmigrantes de la región de Bengala, el joven vive en el barrio de Queens pero estudia en el conocido instituto público Stuyvesant de Manhattan, a unos pasos del World Trade Center, al que solo acceden los estudiantes más cualificados.
“¿Qué mueve el mundo? El dinero. Si el dinero no circula, si las empresas no progresan, no hay innovación, no hay productos, no hay inversiones ni crecimiento, ni empleos”, respondió Islam, a quien la revista define como tímido y modesto.


El estudiante, que preside el Club de Inversores del prestigioso centro educativo, fue incluido recientemente en la lista de los 20 jóvenes menores de veinte años más influyentes de Wall Street por la revista Business Insider.
Islam planea ir a la universidad el próximo año y, aunque todavía no tiene licencia de conducir, ya se ha comprado un BMW y quiere alquilar un apartamento en Manhattan, pero sus padres no le dejan marcharse de su casa en Queens.
“Es nuestro maestro. Él va a ganar la pasta y nosotros vamos a intentar cubrir sus necesidades”, aseguró a la misma revista un amigo del estudiante aspirante a financiero con el que planea lanzar el fondo especulativo.
Una vez que obtenga la licencia de corredor de bolsa espera ganar 1.000 millones de dólares en un año, aunque Islam asegura que no es solo por ganar dinero.
“Queremos crear una especie de hermandad (...) y ser influyentes como los hermanos Koch”, añadió. Sin embargo, su principal referente es el destacado inversor y filántropo Paul Tudor James, otra leyenda de Wall Street de quien asegura que la principal lección es que se aprende más “perdiendo que ganando”.

 

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domingo, 7 de diciembre de 2014

35 Consejos para mejorar tu autoestima

Del mismo modo que alimentamos el cuerpo cada día, deberíamos alimentar el amor hacia nosotros mismos, nuestra autoestima. Tenerla “desnutrida” nos irá convirtiendo en personas negativas, agresivas, de ésas que enrarecen el ambiente sólo con su presencia.
Hay veces que escuchamos el sabio consejo: “Deberías quererte más a ti mismo.” Y más de uno se habrá preguntado: “Pero, ¿cómo se hace eso?
  1. Usa afirmaciones. ¿Conoces ésa tan popular que dice: “Porque yo lo valgo“? De ese estilo. Recuérdate que vales muchísimo, porque las pruebas que tienes para demostrar lo contrario (si es que las tienes) son inconsistentes.
  2. No te compares con los demás. Hay psicólogos que sugieren que este hábito es común en las personas con baja autoestima. Céntrate en cómo mejorar tu vida sin tomar como ejemplo la de otros.
  3. No confundas autoestima con arrogancia. La arrogancia consiste en creerse superior a los demás.
  4. Escribir un diario puede ayudarte. Describe cómo te sientes. Eso puede hacer que entiendas mejor tu comportamiento.
  5. Plantéate metas realistas y sé el primer convencido de que mereces alcanzarlas.
  6. Identifica tus miedos y hazles frente. Imagínate venciéndolos uno por uno.
  7. Conoce bien tus puntos fuertes, así como los débiles. Y, si en algún momento tienes que pedir ayuda, hazlo.
  8.  optimista. Deja de decirte a ti mismo lo difícil que es tu vida. Nadie dice que sea fácil. Céntrate en luchar y mejorar lo que esté en tu mano.
  9. Supera la envidia y los celos. Acepta estos sentimientos, si los tienes, exprésalos si hace falta… pero no dejes que te destruyan.
  10. Di que no cuando sea necesario, de manera asertiva, claro.
  11. Acepta los cumplidos que te hagan.
  12. Mueve tu cuerpo. Plantéate hacer algo de ejercicio de manera regular.
  13. Reflexiona, medita… Invierte unos minutos al día en ello.
  14. Duerme bien o procúralo.
  15. Diviértete. Además de pasarlo bien, reforzarás tu sistema inmunitario.
  16. Canaliza las emociones negativas de algún modo. No te las guardes dentro.
  17. Relaciónate con los demás y trátalos del mismo modo que a ti te gustaría que te tratasen.
  18. Acostúmbrate a llevar una dieta equilibrada.
  19. Rodéate de gente positiva y aléjate de aquéllos que no lo son
  20. Dale una patada al perfeccionismo,
  21. Cuando puedas, ten contacto con la Naturaleza.
  22. Reconoce tus logros, valóralos incluso si son pequeños. Está muy bien que éstos sean reconocidos por los demás, pero primero tienes que reconocerlos tú y decirte a ti mismo lo bien que lo has hecho.
  23. Reserva pequeños buenos momentos para ti a lo largo del día (leer, escuchar tu música preferida… lo que sea). Te lo mereces.
  24. Perdónate, aprende de tus errores. Todos nos equivocamos.
  25. Ante problemas muy graves, pide ayuda profesional. Nos referimos a esas situaciones que son traumáticas y dolorosas.
  26. Modera tu autocrítica.
  27. Acéptate como eres. Habrá cosas que puedas mejorar y cosas que no.
  28. No tengas miedo a cometer errores.
  29. Aprende a estar a solas contigo sin que eso te incomode. Estás en buena compañía.
  30. Tómate vacaciones cuando lo necesites, si es que puedes. No importa si es un fin de semana o un mes. Diviértete.
  31. Ábrele la puerta al pasado y déjalo ir. Por ejemplo: ¿Se reían de ti cuando eras pequeño? De adulto no tienes que seguir cargando con eso.
  32. Agradece lo que tienes.
  33. Si alguien te ataca, responde con asertividad. No dejes que cualquiera pueda dañarte.
  34. Vive el “ahora. Preocuparse en exceso por el futuro o pasado sólo acarrea tristeza.
  35. Toma las riendas de tu vida. Responsabilízate y deja de repartir culpas

martes, 2 de diciembre de 2014

Los multimillonarios que fueron pobres

Muchas de las personas que hoy cuentan con fortunas que sobrepasan los 1.000 millones de dólares, tuvieron que trabajar duro y pasar por la pobreza antes de disfrutar de una vida llena de lujos y comodidades.

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Vamos a repasar 10 de los mejores ejemplos para que sirvan de inspiración para nuestra vida 
 
Kenny Troutt, el fundador de Excel Communications, nació en una familia humilde y se pagó su propia matrícula en la Universidad del Sur de Illinois con la venta de seguros de vida. Ahora su fortuna se estima en 1.700 millones de dólares.


Howard Schultz, director ejecutivo de Starbucks, se crió en un complejo de viviendas para pobres. Ahora su fortuna se estima en 2.000 millones de dólares.

 


El inversor Ken Langone era hijo de un fontanero y de una empleada de cafetería. Para ayudar a pagar la escuela de la Universidad de Bucknell, Langone desempeñó muchos empleos. Su dedicación le ayudó a ganar 2.100 millones de dólares.

 

Nacida en el seno de un familia pobre, Oprah Winfrey se convirtió en la primera reportera afroamericana de la televisión en Nashville. Su fortuna se estima en 2.900 millones de dólares.

 

Antes se hacer su fortuna, estimada en 3.800 millones de dólares, el empresario Shahid Khan lavaba platos a 1,20 dólares la hora mientras estudiaba en la Universidad de Illinois. Khan ahora es dueño de Flex-N-Gate.

 

 

Kirk Kerkorian, cuyos bienes se valoran en US$ 3.900 millones, abandonó la escuela en octavo grado para convertirse en boxeador. Con el tiempo empezó a construir muchos de los grandes centros turísticos y hoteles de Las Vegas.


John Paul DeJoria, cofundador del imperio John Paul Mitchell Systems de cosmética del cabello y de Patron Tequila, cuya fortuna se estima en 4.000 millones de dólares, vendía tarjetas de Navidad y periódicos para ayudar a mantener a su familia.

 

 

El fundador de la tienda Forever 21 Do Won Chang, cuya fortuna se estima en 5.000 millones de dólares, trabajó como conserje, empleado de gasolinera, y en una cafetería cuando se mudó a Estados Unidos.

 

El empresario y diseñador de moda estadounidense Ralph Lauren, con una fortuna de 7.700 millones de dólares, fue una vez un empleado de Brooks Brothers, donde soñaba con crear diseños de corbatas más anchos y más brillantes.

 

 

El magnate de los bienes de lujo Francois Pinault, cuya fortuna se estima actualmente en 15.000 millones de dólares, abandonó la escuela secundaria en 1974, debido al maltrato que recibió allí por ser pobre.

 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Siete hábitos de las personas crónicamente infelices

 

 

 Estoy acostumbrada a dar consejos sobre la felicidad y esto es lo que tengo claro: hay siete cualidades que todas las personas crónicamente infelices comparten.
Según explica la investigadora Sonja Lyubomirsky de la Universidad de California a Psychology Today: "El 40% de nuestra capacidad para ser felices se encuentra en nuestro poder de cambio".
Si esto es cierto (y lo es), aún hay esperanza. Hay miles de millones de personas en nuestro planeta, y muchas son realmente felices. El resto oscila entre la felicidad y la infelicidad dependiendo del día.
A lo largo de los años, he aprendido que hay ciertos rasgos y hábitos que caracterizan a las personas crónicamente infelices. Pero, antes de sumergirnos, aviso: todos tenemos malos días, e incluso semanas, en los que caemos en las siete casillas.
La diferencia entre una vida feliz e infeliz radica en la frecuencia y el tiempo que nos quedamos ahí.
Éstas son las siete cualidades de las personas crónicamente infelices.
1. Piensan por defecto que la vida es dura.
La gente feliz sabe que la vida puede ser dura y suelen enfrentarse a los momentos difíciles con una actitud de curiosidad en vez de victimismo. Se hacen responsables de haberse metido en un lío y se concentran en salir de ahí lo antes posible.
La perseverancia ante la resolución de problemas -en lugar de quejarse por las circunstancias- es un síntoma de una persona feliz. Las personas infelices se ven como víctimas de la vida y se atascan en la actitud de "mira lo que me ha pasado" en vez de buscar una salida al otro lado.
2. Creen que no se puede confiar en la mayoría de la gente.
No voy a discutir que el sano discernimiento es importante, pero la mayoría de las personas felices confían en sus compañeros. Creen en la bondad de la gente; no consideran que todo el mundo tiene intención de pillarlos. En general, la gente feliz se muestra abierta y simpática con las personas que conocen y desarrollan un sentido de comunidad a su alrededor.
Los infelices desconfían de la mayoría de personas que conocen y piensan que no se puede confiar en los desconocidos. Por desgracia, este comportamiento va cerrando poco a poco la puerta a cualquier conexión con el mundo más allá de su círculo interno e impide cualquier oportunidad de hacer nuevos amigos.
3. Se concentran en lo que va mal, no en lo que va bien.
Sin duda hay muchas cosas malas en este mundo, pero las personas infelices pasan por alto lo bueno y se centran en lo que va mal. Los puedes ver de lejos, quejándose y respondiendo "sí, pero..." a cualquier aspecto positivo de nuestro mundo.
La gente feliz es consciente de los problemas del mundo, pero equilibran su preocupación con el conocimiento de lo que va bien. Me gusta llamarlo "tener los dos ojos abiertos". Los que no son felices tienden a cerrar un ojo ante lo bueno por miedo a distraerse de lo malo. La gente feliz mantiene la perspectiva. Saben que nuestro mundo tiene problemas, pero también dirigen su mirada hacia lo positivo.
4. Se comparan con otros por envidia.
Una persona infeliz piensa que la buena suerte de los demás les está robando la suya. Creen que no hay suficientes cosas buenas y siempre comparan lo suyo con lo de los demás. Esto lleva a los celos y al resentimiento.
Las personas felices saben que su buena suerte y sus circunstancias son simplemente signos de aquello a lo que pueden aspirar a conseguir. Los felices creen que poseen un plan de acción único que nadie puede duplicar ni robar. Creen en posibilidades ilimitadas y no se desaniman pensando que la buena suerte de alguien limita sus resultados en la vida.
5. Ansían controlar su vida.
Existe una diferencia entre el control y las ansias de conseguir nuestros objetivos. La gente feliz va dando pasos todos los días para lograr sus objetivos, pero se dan cuenta de que al final, pocas cosas se pueden controlar en lo que nos depara la vida.
Las personas infelices tienden a microgestionar sus esfuerzos por controlar todos los resultados y se derrumban cuando la vida les destroza su plan. La gente feliz también se concentra, pero tienen la capacidad de dejarse llevar y no desmoronarse cuando se llevan un chasco.
La clave es centrarse en los objetivos, pero dejar espacio para que ocurra lo peor sin derrumbarse. Hasta los mejores planes se desvían. Cuando algo sale mal, la gente feliz tiene un plan B: seguir la corriente.
6. Piensan en el futuro con miedo y preocupación.
La gente infeliz tiene la cabeza llena de pensamientos negativos y no da una oportunidad a lo que podría salir bien.
Las personas felices tienen una dosis saludable de delirio y se permiten soñar despiertos con lo que les gustaría que la vida les sorprendiera. Las personas infelices tienen la mente repleta de miedos y preocupaciones constantes.
La gente feliz experimenta miedo y preocupación, pero existe una gran diferencia entre sentirlo y vivirlo. Cuando el miedo llega al pensamiento de una persona feliz, ésta busca qué puede hacer para evitar que ocurra lo que le preocupa (de nuevo, la idea de responsabilidad). Si no está en su mano, se dan cuenta de que el miedo se está apoderando, y lo aparcan.
7. Siempre hablan de cotilleos y quejas.
A las personas infelices les gusta vivir en el pasado. Lo que les pasa, los problemas, son sus temas preferidos de conversación. Cuando se les acaban las cosas que decir, se pasan a hablar y cotillear sobre la vida de otras personas.
La gente feliz vive en el ahora y sueña con el futuro. Puedes sentir sus vibraciones positivas al entrar en una sala. Se emocionan cuando algo sale bien, agradecen lo que tienen y sueñan con lo que les pueda deparar la vida.
Obviamente, nadie es perfecto. Todos nadamos en las aguas de la negatividad de vez en cuando, pero lo importante es el tiempo que nos quedemos en ellas y lo rápido que intentemos salir de ahí. No consiste en hacer todo a la perfección: son los hábitos positivos de la vida diaria lo que diferencia a las personas felices de las infelices.
Anda, cáete, vuelve a levantarte y repítelo. La diferencia reside en levantarse.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de The Huffington Post y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.

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